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En el mundo contemporáneo, en medio de tantos pronunciamientos difundidos en los medios, producciones artísticas como la película “Histórias Cruzadas”, en la que el diario movimiento segregacionista estadounidense en la década de 1960, juegan un papel importante en la lucha contra naturalización del racismo en el mundo actual, mostrando la historia real de la esclavitud sociedad occidental. Análogamente a esto, Brasil sufre prejuicios raciales arraigados en la población, y esto se debe a que no se ha trabajado en profundidad su historia, por lo que no identifica la repetición racista en su vida diaria.

En un primer análisis, los brasileños no se dan cuenta de cuánto su sociedad sigue siendo racista debido a no haber estudiado eficientemente la historia de su pueblo, y por lo tanto no reflexiona sobre su día segregacionista. Materialización de ello es que recién en 2018, el Ministerio de Educación puso en su carta base la enseñanza obligatoria de la cultura africana y afrobrasileño, por lo que hasta entonces muchos brasileños crecían sin siquiera tener les han enseñado sobre su propia historia. Este recorte de la historia brasileña deja su población susceptible a convertirse en un grupo de personas que no meditan o cuestionar su origen y el mundo que los rodea, en consecuencia, es más probable que replicar el discurso racista que se habla en el país desde la colonización. De esta manera, es para falta de criticidad que la Historia nos enseña a tener, que en la contemporaneidad hay gente blanca ganando 74% más que los negros, según el IBGE, lo que ejemplifica cómo diariamente Los brasileños en varias áreas, como la laboral, son segregacionistas y prejuiciosos.

Además, debido a esta falta de comprensión de los últimos 500 años de los pueblos de Brasil, es que en la actualidad el racismo pasa desapercibido en el actuar del día a día. Prueba de ello es que constitucionalmente, ante el Estado, la injuria racial sólo es delito cuando se produce por un delito que puede llevarse a los tribunales más tarde. Para que la violencia rutinaria, como los datos del Foro Brasileño de Seguridad Pública, que contabiliza ocho de cada diez asesinado por policías siendo negro, no está clasificado bajo la ley como racismo, ya que el el poder judicial solo acepta evidencia física que prueba el prejuicio, y esa información luego no podía ser juzgado, aun cuando se tratara de un acto delictivo explícito. Ante esto, en un nación con leyes que permiten la práctica de la discriminación sin el debido juicio, es que la el racismo se estructura como una acción común en la vida cotidiana, haciéndose omnipresente en todos esferas sociales.

Se sigue, pues, la necesidad de afirmar la historia de los pueblos que construyeron del país, para que se eduquen ciudadanos más conscientes. Para que esto suceda, depende de la Ministerio de Educación, amplía el Plan Nacional de Educación, incrementa los estudios sobre las sociedades afrobrasileñas en las escuelas, fomentando la investigación historiografía y construcción de memoriales en instituciones educativas, para que estos estudiantes tienen libre acceso a sus propias raíces, y pueden estructurar su sentido análisis de la sociedad moderna. Después de eso, los brasileños crecerán capaces de identificar y destruir las acciones racistas en la vida cotidiana de la nación.

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