Uno de los temas más apremiantes de nuestro tiempo es el consumismo. Estamos constantemente bombardeados con anuncios y mensajes de marketing que nos dicen que compremos este o aquel producto. A menudo, terminamos comprando cosas que no necesitamos y que no podemos pagar, todo en nombre de mantenernos al día con los vecinos.
Este ciclo de consumo no solo es malo para nuestras billeteras, sino también para el medio ambiente. Cuantas más cosas compramos, más recursos se utilizan y más contaminación se crea.
Entonces, ¿cómo podemos salir de este ciclo de consumismo? Una forma es ser más conscientes de nuestras compras. Antes de comprar algo, debemos preguntarnos si realmente lo necesitamos y si podemos permitírnoslo. También deberíamos intentar comprar productos que sean respetuosos con el medio ambiente.
Otra forma de reducir nuestro consumo es alquilar o pedir prestados artículos en lugar de comprarlos. Por ejemplo, en lugar de comprar un vestido nuevo para una ocasión especial, podríamos alquilar uno. O, en lugar de comprar un auto nuevo, podríamos compartir el viaje con amigos o tomar el transporte público.
Finalmente, podemos donar artículos no deseados a organizaciones benéficas o venderlos en una venta de garaje. De esta manera, se les dará un buen uso en lugar de sentarse en nuestros armarios acumulando polvo.
En la película The Matrix, el mundo real se muestra como una simulación, una realidad.
Subalterno, en el que todos los que viven allí no pueden ver, ni siquiera entender, el verdad sobre la vida. Paralelamente a esto se encuentra la sociedad contemporánea de consumo, en el que la mayoría está alienada de la manipulación provocada por el entorno, y disfruta ciegamente de los productos industriales, lo que provoca la gran producción desperdicio innecesario visto hoy.
En primera instancia, la sociedad de consumo no es más que el reflejo de una población que está dirigida a ver el mundo de manera capitalista, altamente rentable e inmediato. Según la Escuela de Frankfurt, este grupo fue construido a mediados del siglo XX, con la expansión industrial occidental y, al sometidos a la Industria Cultural, fueron manipulados para actuar en masa en favor de las grandes empresas. Al mismo tiempo, no cuestionan y/o meditar sobre el pasaje histórico del hecho, pensando insuficientemente en el futuro resultados nocivos de estas acciones, como la eliminación de desechos y el uso de no degradable.
Como consecuencia de tal ceguera, la relación entre población y producción de la basura no es tratada de manera saludable. Dado este parámetro, como bien lo ilustra el a película de Disney Pixar “Wall E”, el planeta Tierra está siendo conducido a un colapso, desde el que no será posible explotar los recursos naturales (como el agua), imposibilitando la vida biológica. Así, tal esfera de ficción creada deshace la idea inmediatista del capitalismo, porque de forma lineal y cronológica muestra las consecuencias de los actos irresponsable hecho en una sociedad. Sin embargo, en este escenario, ya hemos visto cambios, como el proyecto Lixo Zero, realizado en el Colégio de Aplicación-UFSC, en la que la educación inicial se construye junto con la enseñanza de la disposición y destino de los relaves, formando así, una nueva conciencia popular alrededor.
Ante esto, la sociedad de consumo y su relación con la producción de residuos debe ser revisado. Para que esto suceda, corresponde al Estado, como responsable, ampliación del tratamiento de los desahucios y a toda la población la sensibilización y posición política sobre su actuación en la degradación del medio ambiente en el que
Si tu vives. Solo a partir de esto será posible reestructurar una conexión más armónica. entre la economía, el discernimiento de la vida comunitaria y los recursos naturales, deshaciendo el efecto Matrix creado en el siglo pasado.